Covid 19 y el Sexo

Temor al contacto físico

Lo que sí están claros son los efectos positivos del distanciamiento social ante la covid-19. Para la sexóloga, el contacto físico resulta clave a la hora de tener un intercambio en las relaciones sexuales presenciales. Por ello, tratar de limitarlo traerá consigo cambios. “Todo dependerá de si la gente sigue teniendo miedo a la enfermedad y de cuánto tiempo pase hasta la aparición de un tratamiento efectivo o una vacuna. Eso querrá decir que habrá que adoptar más medidas preventivas, con lo cual es más fácil que se queden interiorizadas”, subraya Molero. “Con las parejas esporádicas o las parejas estables abiertas habrá que utilizar medidas preventivas importantes: lavado de manos, preservativos, fundas de látex o darse más tiempo para decidir tener o no una relación sexual compartida”.

Coronavirus y sexo: lo que necesitas saber sobre tu vida sexual ante la  pandemia de covid-19 | Spotnet Noticias

Eso sí, dependerá mucho de los grupos de edad y de las características personales: no es lo mismo haber pasado el confinamiento con tu pareja estable, en compañía de tus hijos o solo. “Igual que va a haber gente un poco ‘desbocada’ que pase de las medidas de protección, habrá otras con desconfianza a tener contacto, sobre todo con aquellas que no conocen”, puntualiza.

“Por ejemplo, en las aplicaciones como Tinder –en las que era bastante habitual que ya en la primera o segunda cita hubiera un acercamiento sexual– puede haber variaciones. Quizá se dé más espacio para conocer a la otra persona, si existe afinidad o no, y a partir de ahí determinar si tienes sexo o no”, afirma.

Lo que sí parece que traerá la nueva normalidad será una sexualidad con mascarilla, al menos según una investigación publicada en mayo en la revista ‘Annals of Internal Medicine. Liderada’ por expertos de la Universidad de Harvard (EE UU), concluye que para tener relaciones sexuales seguras, además de los métodos anticonceptivos es conveniente llevar esta protección en la boca.

 

Covid-19: sexo sí, pero con precauciones y para reducir la ansiedad

 

 

La sexualidad forma parte del ser humano y, por tanto, también está viéndose afectada -para bien o para mal- por la pandemia del Covid-19. Pero, igual que no todas las personas viven el confinamiento del mismo modo, tampoco hay generalidades que expliquen lo que ocurre con el sexo en este tiempo de distancia física y cercanía mental.

La única evidencia, y en eso coinciden tres sexólogas consultadas por RTVE.es, es que la sexualidad es inherente al cambio social y merece ser analizada desde distintos prismas, ya que este mismo periodo puede haber brindado a muchos una oportunidad para explorar su cuerpo y conocerse más, mientras que en otros puede haber despertado una enorme frustración.

“Esta pandemia en algunos sentidos está muy romantizada y cuando acabe no todo el mundo va haber aprendido algo, no todo el mundo va a hablarse con los vecinos o va a ser más feliz. Pero sí es verdad que estos cambios producen un punto de inflexión que a muchas personas les permite darse cuenta de lo que necesitan y, como la sexualidad es un área más de la vida, tener más tiempo puede ayudar a que nos replanteemos cosas“, explica la sexóloga Ana Sierra.

Tanto para esas personas que quieran reinventar su sexualidad a dúo, como para los que están solteros y quieren fomentar el “autoerotismo”, las tres sexólogas recomiendan tirar de creatividad e imaginación.

Leer literatura erótica, ver pornografía –no necesariamente la más ‘mainstream’- o contarle tus fantasías sexuales a otra persona por teléfono son recursos que pueden ayudar a avivar la llama interna, esa que a veces se descuida, dicen, por falta de tiempo.

En Irlanda, Argentina y la ciudad de Nueva York, entre otros sitios, las autoridades han recomendado que la actividad sexual se limite a esas dos alternativas mientras la pandemia continúe. Un estudio citado por el New York Post reveló que, entre marzo y abril, se multiplicaron por cuatro las menciones a fotos de desnudos en Twitter, y también aumentó el uso de emojis de vegetales (berenjenas, melocotones, etc.) empleados para representar los genitales.

El caso es que, si la masturbación es una práctica tan antigua como el propio ser humano, el sexo virtual es algo muy reciente y que mucha gente nunca practicó. ¿De qué se trata? Pues consiste en el intercambio de mensajes, fotos o vídeos de contenido sexual y erótico a través de sistemas de mensajería instantánea, redes sociales, correo electrónico u otras herramientas de comunicación.

Cuando el sexo te da asco | Sexo

Como estas actividades involucran tecnologías bastante nuevas, son las personas más jóvenes las más familiarizadas con el sexo virtual. Una revisión de estudios, con datos de más de 110.000 personas de una media de quince años de edad, comprobó que casi el 15% había enviado y más del 27% había recibido algún material de tipo sexual. Por eso, a menudo se habla de los riesgos del sexting, ya que niños y adolescentes constituyen la población más vulnerable a acosos, extorsiones y abusos derivados de esta práctica. Sin embargo, en tiempos de cuarentena, lo que se destaca son, sobre todo, sus virtudes y beneficios.

Los beneficios del sexo virtual
Lo negativo del sexo virtual en comparación con el presencial es evidente: los sentidos del tacto, el olfato y el gusto quedan fuera de la interacción con la otra persona. Pero, a diferencia de lo que se podría pensar, tampoco se reduce a una imitación pobre del “sexo real”, sino que tiene sus propias ventajas. Para la médica sexóloga Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), una de las principales es que “muchas personas incluyen en las relaciones online ciertas herramientas que pueden activar la fantasía o el erotismo y que a veces no forman parte de la relación sexual en persona”. Por ejemplo, el uso de la palabra.

“La palabra es muy importante, y en el sexo en persona muchas veces queda reducida o disminuida -apunta Molero, quien también es directora del Instituto Iberoamericano de Sexología-. En cambio, en el virtual, adquiere una importancia fundamental. De hecho, puede ser sin imagen, solamente telefónico. Las palabras elegidas, el tono, la intención con la que se dicen, cómo las recibe la otra persona, el ‘feedback’ que se produce. Todo eso es clave”.

Muy relacionado con la palabra, también está el hecho de que en el sexo virtual “te permites hacer indicaciones, y que te las hagan, con muchísima más facilidad que cuando estás con la otra persona de manera presencial”. Por lo tanto, añade la especialista, “puede tener un plus de innovación con más frecuencia que si son relaciones en vivo”.

A partir de esas consideraciones, ¿se puede afirmar que el confinamiento, más allá de las limitaciones que implica, también puede representar, para muchas personas o parejas, la oportunidad de descubrir un mundo hasta entonces inexplorado? “Exactamente”, asegura Francisca Molero, “porque te permite utilizar otro tipo de herramientas, que también son herramientas personales”. “Pero siempre como elección, no como obligación -especifica-. Y siempre temporal y no como algo exclusivo, porque si utilizas solamente un único camino o un único método, te pierdes todo lo demás”.

Del Río Olvera también destaca la importancia del deseo. Dice que la principal recomendación que se le puede dar a quienes están pensando en tener sexo virtual es que “hagan aquello que deseen hacer y no hagan aquello que no deseen hacer”, algo que “es válido para el sexo virtual y para el sexo presencial”. Añade que “en ocasiones, por satisfacer una fantasía sexual o un deseo de la pareja, uno puede verse obligado a hacer cosas que no quiere, y eso no hay que hacerlo nunca”.

Limitar los besos con lengua y evitar posturas sexuales “cara a cara” son algunas de las recomendaciones que se deben seguir a la hora de retomar la actividad sexual y prevenir el contagio por COVID-19 tras el confinamiento, ha informado a Efe el director del Instituto Andaluz de Sexología, Francisco Cabello.

“En las relaciones sexuales que tengan lugar en este periodo lo más peligroso son los besos linguales, ya que la mayor concentración del virus está en la saliva”, asegura el psicólogo y sexólogo malagueño.

Aunque indica que las parejas que no han estado confinadas juntas pueden tener sexo, recomienda tomar precauciones.

Señala que alguno de los dos puede estar infectado y no presentar síntomas, por lo que, para evitar el contacto boca a boca y reducir la probabilidad de contagio, a su juicio lo más recomendable durante este periodo es practicar “posturas posteriores como ‘el perrito’ o ‘la cuchara’”.

Cabello recuerda que, aunque en general no se han encontrado gérmenes en la lubricación genital, dos estudios recientes encontraron el virus en los testículos de un hombre y en el fluido vaginal de una mujer, este último publicado el 16 de abril en la revista “Clinical Infectious Diseases”.

Asegura que, pese a que son casos excepcionales, lo mejor es evitar el sexo oral y, en especial, el oro-anal. Señala que en la orina se ha encontrado el virus tan solo en un 6,8 por ciento de los casos, pero donde sí se ha descubierto “y en gran cantidad” es en las heces. “El sexo que hay que evitar totalmente es el oro-anal”.

 

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El sexólogo alerta de que si se empiezan a manifestar síntomas sería “tremendamente arriesgado” mantener relaciones sexuales directas. Sin embargo, apunta que sí sería aconsejable tener sexo de otras maneras.

“Está comprobado que mejora la ansiedad, el estado de ánimo y las defensas” indica. Sostiene que, por tanto, es “muy útil” tanto para aquellas personas con COVID-19 positivo como para las que, como los sanitarios, trabajan en primera línea con gente que es posible que tenga el virus.

“Pueden desde contarse fantasías eróticas, a hacerlo vía ‘on line’ o mediante autoestimulación en solitario o en conjunto”. Pero advierte: “siempre manteniendo la distancia de seguridad”.

Respecto a las parejas que estén pasando la cuarentena juntas sin presentar síntomas —y sin haber salido de casa—, Cabello afirma que “el sexo es totalmente seguro”. Añade, sin embargo, que hay que mantener una higiene más alta de lo normal “y más aún durante este periodo”.

En el caso de que no haya síntomas pero se haya estado expuesto y pueda haber duda de contagio, el experto recomienda seguir las mismas precauciones que para aquellas parejas que no hayan pasado la cuarentena juntas.

“Lo que es de absoluto riesgo es entrar en contacto con una persona nueva”, advierte. Comenta que los jóvenes suelen ser más inconscientes, lo que puede suponer un peligro.

Y añade que “si se conoce a alguien nuevo, lo ideal sería tener una analítica que diera positivo en los anticuerpos para saber que se ha pasado el virus o haber estado sin ningún síntoma y en ese momento tener un test que dé negativo”, opina.

Destaca que no se garantiza que “incluso así” no haya riesgo, porque hay falsos positivos.

“La realidad dramática desde el punto de vista sexual es que el COVID-19 está en la saliva, así que, en las relaciones nuevas, lo mejor es estar quince días sin mantener sexo, esperar a que no aparezcan síntomas y después, evitar las prácticas sexuales de riesgo”, concluye.

Una vida sexual activa puede reducir los niveles de estrés y ansiedad y mejorae la calidad del sueño.

Practicando sexo se liberan inmunoglobulinas (IgA) que ayudan a proteger el sistema inmune.
El 42% de los españoles practica sexo una vez a la semana y un 10% no lo probó en todo el año.
Una pareja practicando sexo.Una pareja practicando sexo.GTRES
Practicar sexo tiene innegables efectos positivos para la salud física y mental. Según numerosos estudios, entre ellos una investigación de la Britain’s National Survey of Sexual Attitudes and Lifestyles y otra de la Society for Personality and Social Psychology, las parejas que tienen sexo al menos una vez a la semana son más felices que las que lo practican con menos frecuencia.

Un día a la semana, de hecho, suele ser la ‘cifra fetiche’ para la mayoría de los mortales. El sexólogo estadounidense Peter Kanaris afirmó no hace mucho en USA Today que la frecuencia óptima era esta. En España, el estudio demoscópico Ulises elaborado por la empresa MyWord para 20Minutos revela que el 42% de los españoles lo hacen una vez a la semana.

Por supuesto, los hay más activos. El 29% de los encuestados entre 35 y 44 años aseguran tener sexo entre tres y cuatro veces a la semana y, por extensión, otorgan una mayor puntuación a la satisfacción con sus relaciones sexuales (un 8,53%) frente a quienes solo las mantienen una vez por semana (7,37) o cada quince días (6,50). Por su parte, los casados o los que conviven con su pareja practican más sexo que los solteros: al menos una vez por semana (48,4% frente al 33,8%).

Obviamente, la frecuencia de las relaciones y las ganas de tener sexo dependen de varios factores: por un lado está el genético – hay personas con una libido más elevada que otras-, el biológico – ya que las ganas de divertirse en la cama varían según la etapa vital en la que nos encontremos- y luego están las circunstancias particulares de cada cual y lo ajetreada que sea su vida – las horas que dedicamos al trabajo, las tareas del hogar, el cuidado de los niños…-.

Imagen de una pareja practicando sexo.
Crisis del coronavirus: la sexualidad, ¿también en cuarentena?
Pues bien, ahora que el ritmo frenético del día a día se ha visto reducido de golpe a causa del coronavirus, éste puede ser un buen momento para reencontrase con la pareja, potenciar una mayor frecuencia de la vida sexual y ayudarnos mutuamente a mitigar los efectos negativos del confinamiento. Es innegable que la pandemia provocada por la Covid-19 nos afecta profundamente desde el punto de vista psicológico. Según un estudio de The Lancet, el 57% de las personas consultada afirma que el encierro le produce irritabilidad (con mayor o menor frecuencia) y el 75% bajo estado de ánimo. El confinamiento, además, puede tener otros efectos como la depresión, la ansiedad, el insomnio, la ira, el nerviosismo, o la sensación de soledad y miedo.

 

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Por todo ello, los expertos de The Test, clínica madrileña especializada en el cuidado de la salud sexual masculina, recomiendan mantener una adecuada frecuencia sexual durante estas semanas con el objetivo de mejorar nuestro estado de ánimo y estrechar los vínculos afectivos con la pareja. Estos pueden ser algunos de sus principales beneficios:

 

Mejora el estado de ánimo

Mantener relaciones sexuales hace que se liberen una serie de hormonas que tienen un efecto positivo sobre el estado de ánimo, como DHEA, y neurotransmisores como la serotonina y endorfinas, que potencia la sensación de estar más activos y animados al tiempo que contribuyen a mejorar los síntomas de ansiedad y depresión.

Reduce el estrés y aumenta la autoestima
Practicar sexo reduce los niveles de cortisol en el cuerpo, la hormona que segregamos en situaciones de tensión o estrés, pero, además, aumenta nuestra autoestima gracias a que nos sentimos deseados.

Mejora el estado físico

El sexo puede convertirse en un completo a la rutina deportiva habitual. A este respecto, el doctor Antonio Santos, director médico de The Test, comenta que “para hacernos una idea, durante un acto sexual de unos 25-30 minutos se pueden consumir unas 100 calorías y se ejercitan un gran número de músculos”. Además, el especialista recomienda probar posturas nuevas: “de esa manera evitarás la rutina y, además, estarás ejercitando grupos musculares diferentes”.

Mejora el sistema inmune

Mucho se ha insistido estos días en la importancia de reforzar el sistema inmune para combatir al coronavirus. Una forma de conseguirlo es con el acto sexual ya que se ha demostrado que libera inmunoglobulinas (IgA) que nos pueden proteger. “Aunque lo único que nos puede seguir protegiendo del contagio es quedarnos en casa, no está de más mejorar al mismo tiempo nuestro sistema inmunitario, y además de un modo placentero”, añaden desde The Test.

En el caso de pasar el confinamiento solos, tampoco hay que preocuparse. Los especialistas aseguran que la masturbación también puede aportar estos mismos efectos positivos.

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